El resultado de las elecciones autonómicas ha supuesto la constatación de un cambio importante en Euskadi con el empate en escaños, y escasa diferencia en votos entre PNV y EH Bildu. EL PNV se ha dejado cuatro escaños y Eh Bildu ha subido seis y más de 90.000 votos. Sin embargo la victoria del PNV, aunque escasa, le permite mantener el marco de hegemonía institucional prácticamente intacto.
El PSE-EE no ha sido penalizado por su única apuesta en Euskadi; el gobierno con el PNV, y al contrario, ha subido dos escaños aunque apenas en votos. Lo que significa el refuerzo de la apuesta tanto del PNV como del PSE de reeditar el gobierno de coalición entre ambas formaciones, desechando la posibilidad de un gobierno de izquierdas o progresista a través de un entendimiento de mínimos entre las fuerzas que nos auto situamos en la izquierda política, aún siendo estas mayoría absoluta en el Parlamento Vasco. Una cámara donde la suma de diputados de EH Bildu ( 27 ), PSE-EE ( 12 ) y Sumar ( 1 ) es de 40 entre 75 diputados, frente a la suma de diputados del PNV ( 27 ) y PSE-EE ( 12 ) que es de 39 de 75 diputados. Por lo tanto, una vez más nos encontraremos con un Parlamento mayoritariamente de izquierda con un Gobierno liderado por la derecha nacionalista.
La izquierda alternativa no obtiene buenos resultados pasando de los seis parlamentarios con los que contaba la coalición Elkarrekin Podemos-IU a un solo parlamentario de la coalición Sumar ( Sumar mugimendua, Ezker Anitza-IU, Berdeak-Equo y Más Euskadi ). La polarización entre el PNV y EH Bildu que ha reforzado la idea de los segundos como alternativa de izquierdas ha operado en clave de voto útil debilitando la capacidad de nuestra coalición, lo que junto al concurrencia de dos candidaturas separadas en el espacio de la izquierda alternativa de ámbito estatal ( Sumar y Elkarrekin Podemos ) han sido los dos elementos claves para comprender ese exiguo resultado y la bajada de votos en el espacio.
Un tercer elemento a destacar, es que la izquierda vasca alternativa y federalista no logra situarse de manera suficientemente nítida como herramienta política cercana a los problemas de la gente en Euskadi. Tenemos que redoblar esfuerzos por centrar nuestra política de manera más clara en la realidad del territorio y evitar que se nos pueda ver como una delegación de fuerzas que hacen política solo en clave estatal, cosa que sin ser cierta, puede ser así percibida por parte de la ciudadanía.
Teniendo en cuenta esta realidad, también corresponde señalar que los casi 59.000 votos ( 5,5% ) que a pesar de ese escenario absolutamente adverso recaen en las dos papeletas que se presentaban como izquierda alternativa, demuestran que existe una parte de la población que se identifica con el espacio de la izquierda alternativa de ámbito federalista o confederalista, lo que supone una base a partir de la que se debe trabajar para configurar un referente electoral claro para el espacio.
En la pugna entre Sumar y Elkarrekin Podemos, la coalición de la que formaba parte Ezker Anitza-IU ha conseguido ser mayoritaria y además entrar en el Parlamento con más de 35.000 votos ( 3,3% ), lo que sin ser ningún éxito, evita un escenario catastrófico aunque sea por la mínima. El mantenimiento de un escaño por un compañero de Ezker Anitza-IU y del PCE-EPK, nos sitúa además en una buena posición a la hora de liderar la necesaria recomposición de la izquierda alternativa desde una organización que siempre ha trabajado por la consolidación de ese espacio tendiendo alianzas con mayor o menor éxito.
Señalar por último que la campaña electoral nos ha demostrado la capacidad, responsabilidad y entrega de la militancia del Partido y de Ezker Anitza-IU, que ha sido capaz de realizar una potente campaña electoral evidenciando una fortaleza cualitativa por parte de ambas organizaciones.
