Culmina el XXI Congreso del PCE. Enrique Santiago, reelegido secretario general.

Culmina el XXI Congreso del PCE. Enrique Santiago, reelegido secretario general.

El XXI Congreso del Partido Comunista de España ha finalizado en Madrid con la elección de los miembros del Comité Central. La delegación del PCE-EPK acudió con 14 delegadas y delegados que participaron en los debates y votaciones, así como un grupo de camaradas invitados de Bizkaia, Navarra, Gipuzkoa y Araba. 

Los 498 delegados y delegadas acreditadas -de un total de 500- han elegido entre dos candidaturas presentadas al máximo órgano de dirección. La lista encabezada por Enrique Santiago ha conseguido los apoyos del 54,16% del Congreso. La lista encabezada por Alberto Cubero ha obtenido el 45,84%.

Con esa composición, el nuevo Comité Central -reunido tras la votación- ha elegido a Enrique Santiago como secretario general del PCE y a José Luis Centella como presidente.

El XXI Congreso del PCE aprobó también el informe de gestión de la dirección saliente con el 57% de los votos. El informe de gestión presentado por el Secretario General en nombre de la dirección saliente con la que arrancó el XXI Congreso del PCE tras la elección de la mesa, rinde cuentas y se proyecta como herramienta de trabajo útil para la nueva dirección.

Fruto del trabajo de acumulación de fuerzas, contamos con “un partido más útil, más visible y más influyente” y que nos ha llevado a que el Partido forme parte del gobierno por primera vez en 80 años, señaló el Secretario General. Presencia que no soportan aquellos sectores del poder que no se presentan a las elecciones y que se resisten a que los comunistas les diputen aunque solo sean pequeñas parcelas de poder.

El PCE es una voz reconocida en la política de España y la fortaleza del PCE causa sorpresa en el resto de fuerzas, señaló Enrique.

Santiago defendió los logros alcanzados para la clase trabajadora gracias a nuestra presencia en el gobierno de coalición: las subidas salariales, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la reforma laboral y las diferentes medidas de escudo social implementadas durante los duros meses de la pandemia. Los cambios habidos gracias a nuestra presencia en el gobierno no se hubiesen producido, señaló Enrique Santiago, con un mero apoyo desde fuera por parte de Unidos Podemos a un gobierno del Partido Socialista. Además para Enrique Santiago, la presencia en el gobierno no es una vía contrapuesta sino complementaria a la movilización.

Así mismo destacó el peso que gracias a estas medidas ha alcanzado la clase obrera en los procesos de convergencia y la estabilidad que aporta el PCE a la misma. “El Partido es la levadura de la convergencia”, señaló Enrique parafraseando a Julio Anguita, reivindicando que justamente la política de convergencia es el legado de Julio al que ha dado prioridad la dirección saliente. En la línea de esta política de convergencia se inscribe el proyecto Sumar de Yolanda Díaz y que Santiago calificó como de “salida progresista de la crisis”.

Santiago defendió el papel de los comunistas en los recientes conflictos del metal de Cádiz y de Cantabria e hizo un llamamiento a no cejar en el empeño por llevar las confrontaciones de clase al Consejo de Ministros, trabajar conjuntamente con los sindicatos y empeñar el papel del Partido en las luchas sociales. Fruto de ello han sido los avances obtenidos en la negociación colectiva, los ERTES o la Reforma Laboral.

Enrique Santiago defendió así mismo una política de construcción de amplias alianzas antiimperialistas y antifascistas en un contexto de ofensiva del imperialismo en decadencia.

El Secretario General saliente recogió la autocrítica por la falta de cumplimiento de demasiados acuerdos del Comité Central, lamentando la excesiva confrontación interna y la excesiva confrontación en la izquierda por los matices y no por lo que es esencial, y todo ello pese a que el empeño de la dirección saliente había sido, señaló Enrique, “procurar construir unidad de la izquierda y unidad en el Partido”.

Enrique Santiago abogó por un Partido que sea influyente y no un irrelevante observador pasivo enquistado en la complacencia teórica. Agradeció el privilegio otorgado por el Partido de haber sido su Secretario General.

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